No voy a entrar en el debate de ver si un comercio va a ganar más o menos con una medida como la de la imagen o si tributaban correctamente o no, o si lo que se pretende es una mejor adecuación fiscal de la actividad; lo que subyace a la cuestión surge de hacernos algunas preguntas.
Que va a pasar con aquellas personas que utilizan estos sitios como medio de subsistencia ofreciendo sus productos o servicio?, que van a hacer los usuarios respecto a esta limitación a la posibilidad de llegar a múltiples usuarios en diferentes segmentos del consumo y/o de entrar en mercados de libre competencia?, que va a pasar con el derechos de los consumidores a elegir libremente a quién y donde comprar?. Estas son algunas cuestiones que me surgen a primera vista sobre todo cuando pienso en la lenta y ardua tarea de hacer al comercio electrónico en Argentina un medio cada vez más confiable y seguro, más aún cuando uno es participe habitual de tal proceso.
Ganar la confianza de un cliente no es algo simple, sobre todo si consideramos que algunos de ellos aún hoy se muestra reticentes al cambio y al uso de las nuevas tecnologías para adquirir sus productos. Ganar esa confianza se complica si el cliente es alguien que no vemos ni conocemos (virtual) por lo que tanto consumidores como vendedores que se han insertado o se estén insertando en el comercio electrónico hoy podrían encontrar una valla en las políticas de estado que tiendan a obstaculizar el normal desarrollo de este tipo de actividades. Sin dudas las consecuencias serán a futuro, estas medidas no contribuyen al desarrollo; a modo de ejemplo se me ocurre pensar lo que implica el comercio electrónico respecto al PBI y me cuesta creer que aun hoy las decisiones político-económicas de nuestro país desalienten estas prácticas cuando esta más que claro que los negocios están migrando inexorablemente al campo de lo virtual y deberíamos contar ya con herramientas que propicien el uso público de ésta ya no tan joven actividad, el e-commerce. No puedo distraer el ya conocido “fin de lucro” a los que están encaminados casi todos los actos de comercio, obtener rédito es algo natural y necesario en las relaciones de intercambio económico que seguramente requerirán una idónea reglamentación pero jamás en detrimento del libre comercio y de las más básicas reglas de oferta y demanda. Seguramente alguna entidad o institución de defensa de los consumidores se verá tentada en hacer revisar judicialmente estas cuestiones y evitar que se produzcan retrazos en la materia, espero no equivocarme.
Pero sigo haciéndome preguntas, que va a pasar con aquello del “desarrollo humano sostenible, construir unas sociedades más democráticas y promover el libre flujo de información e ideas? (que propicia la UNESCO)*, que grado de capacitación o idoneidad tiene los que toman estas decisiones y llevan adelante estas medidas?, están realmente adecuados a esta nueva realidad?.
ESTA NUEVA ECONOMÍA
Nadie puede escapar al proceso transformador de las máquinas. Actualmente la tecnología, que en su día progresaba en la periferia de la cultura, está presente tanto en nuestras mentes como en nuestras vidas. La expresión humana, el pensamiento, la comunicación, e incluso la vida humana han sido invadidas por la tecnología. Actualmente vivimos una nueva economía creada por ordenadores cada vez más pequeños y por unas comunicaciones cada vez más amplias. Esta nueva economía representa un cataclismo tectónico de nuestra comunidad, un reordenamiento mucho más turbulento que el que ha producido el desarrollo de la tecnología informática digital.
Seis conceptos de largo plazo que, para él, dominarán el modo de acceder a la información. Su visión, la de un observador lúcido más que la de un rupturista, goza de predicamento en la audiencia de la cultura digital: no sólo por sus aciertos, también por que le otorga densidad conceptual a muchas actividades cotidianas. Y detalla:
PROGRAMA 2015
ESPACIO OPCIONAL
ECONOMIA y DERECHO de INTERNET
60hs. Cátedra - 6 Créditos.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA - ARGENTINA
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