Que alguien en Costa Rica ensanche con sus opiniones las redes sociales mientras otra persona en Corea del Norte no puede hacerlo, representa un problema para el futuro de millones de usuarios de Internet.
Si la plataforma se fragmenta por mangoneos políticos que abren zonas de oscuridad, Internet irá perdiendo su poder como vehículo de innovación y de superación personal y como motor para el crecimiento económico.
A esa conclusión llegaron expertos reunidos en San José durante el I Diálogo Regional sobre Gobernanza de Internet, que se realiza en el marco de la sétima edición de la Escuela del Sur de Gobernanza de Internet.
El foro es una discusión regional sobre una de las grandes paradojas modernas: cómo funciona y se gobierna Internet.
Si la web es de todos y no pertenece a nadie, ¿cómo podría funcionar este sistema, cuyas libertades y ventajas para los usuarios no están del todo aseguradas?